La batalla de Kursk da nombre a una serie de brutales choques armados que tuvieron lugar entre el mes de julio y de agosto de 1943 en la región de ese mismo nombre. En ella, las ya recuperadas (aunque cansadas y gastadas) tropas de la Wehrmacht harían el último esfuerzo ofensivo en el frente del este, agrupando el grueso de sus fuerzas acorazadas y sus más modernas armas, pasando por las unidades más potentes y sus generales más prestigiosos; la operación recibió el nombre en clave de “Operación Zitadelle”.
Tras la victoria soviética en Stalingrado, el Ejército Rojo desencadenó una serie de ofensivas obligando a los alemanes a evacuar el grupo de Ejércitos A ubicado en el Cáucaso por temor a que fueran aislados (cosa que hubiera sido un desastre aún mayor que el de Stalingrado), quedando aislada la cabeza de puente de Kuban. Los soviéticos sobreexplotaron su victoria, llegando hasta más allá de Járkov, cerca del Cuartel General de Erich von Manstein en Zaporozhye, donde fueron rechazados por una bien dirigida contraofensiva de este mismo general. De esta manera los alemanes capturaron de nuevo la ciudad de Járkov, formándose un saliente soviético centrado en Kursk (véase Tercera Batalla de Járkov).
Hitler decidió destruir el saliente, seguro de contar con las fuerzas necesarias para que Alemania retomara la iniciativa. Los soviéticos descubrieron el plan alemán y mediante medidas defensivas en el saliente planearon desgastar el ataque alemán para después contraatacar a las fuerzas desgastadas. El desembarco aliado en Sicilia acabaría con las esperanzas alemanas y la operación Ciudadela sería suspendida.
En Kursk, los alemanes quemaron casi todas sus reservas en cuanto a carros de combate se refiere. También se notó en las bajas humanas, dando lugar a la pérdida de muchos hombres en ambos bandos, que con dificultad Alemania podría reemplazar. Kursk marcó el inicio de un avance soviético que no mermaría hasta la toma de Berlín.
Operación Zitadelle, Hitler dio este nombre a su plan, diagnosticando:
Esta operación es de una importancia fundamental. Debe concluir con un rápido y decisivo éxito. Cada jefe y cada soldado habrán de ser debidamente preparados para que se den cuenta de la importancia decisiva de esta ofensiva. La victoria de Kursk será un faro que iluminará al mundo.
Los alemanes habían reunido 200 Panther (estos últimos tendrían un triste bautizo de averías, incendios y todo tipo de problemas mecánicos, debido a lo precipitado de su utilización), 90 cañones de asalto Elefant así como 500 tanques Tiger, si bien el grueso de su fuerza acorazada la formaban Panzer III y Panzer IV. En total reunieron unos 2.700 tanques, 2.000 aviones y a 900.000 hombres. Fue la concentración más grande de tanques jamás reunida en la Historia para el combate en un sólo punto, en total, algo más de 6.000 tanques entre los dos bandos.
El ataque comenzó el 4 de julio. Por la tarde Junkers Ju 87 Stuka bombardearon en las líneas del norte, a la vez que se iniciaba el ataque de artillería. Hoth avanzó en las posiciones soviéticas alrededor de Savidovka. Al oeste de Butovo cumplieron sus objetivos en la medianoche. En el sur las tropas de asalto despejaron los puestos avanzados. A las 22:30 los soviéticos replicaron con un bombardeo de la artillería que, ayudado por la lluvia torrencial, retardó el avance alemán.
El 5 de julio de 1943, los soviéticos, sabiendo la hora exacta del ataque alemán, comenzaron un bombardeo masivo de la artillería sobre las líneas enemigas 10 minutos antes, seguido por un ataque masivo por parte de la aviación rusa contra la Luftwaffe en sus bases, en una tentativa de emular la táctica alemana de eliminar la aviación enemiga dentro de la primera hora de la batalla, sin embargo, los alemanes lograron evitar tal situación grácias a la ubicación en la parte sur del saliente de un radar tipo Freya, que alertó con la suficiente antelación, para enviar cazas al encuentro de los bombarderos soviéticos. Las horas siguientes se convirtieron en la mayor batalla aérea de la historia. El 9º Ejército Panzer en el norte se encontró casi incapaz de moverse. A los pocos minutos de avanzar fue atrapado en los campos minados. Finalmente, el 9 de julio, se libró una fiera batalla en Ponyri, y en las colinas de Oljovatka, enfrentándose gran número de blindados alemanes y soviéticos, este fue el último intento de perforar las defensas soviéticas, gastando las últimas reservas de blindados, sin éxito aparente. La batalla por Ponyri, se rebautizó como el "Un Stalingrado en pequeña escala" debido a su brutalidad. Después de que en una semana hubieran avanzado solamente 10 kilómetros, los soviéticos lanzaron un ataque contra el 9º Ejército en Orel. En el sur las operaciones iban algo mejor para los alemanes. La punta de lanza del 4º ejército Panzer de Hoth llegó a Prokhorovka.
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