La batalla de Guadalete es el nombre con el que se conoce una batalla que, según la historiografía tradicionalmente admitida, basada en crónicas árabes de los siglos X y XI, tuvo lugar en la península ibérica entre el 19 y el 26 de julio de 711 cerca del río Guadalete (Bética) y cuyas consecuencias fueron decisivas para el futuro de la península. En ella el rey godo Rodrigo fué derrotado y probablemente perdió la vida a manos de las fuerzas musulmanas comandadas por Táriq ibn Ziyad. La derrota fue tan completa que supuso el final del estado visigodo en la península ibérica.
De acuerdo con las fuentes disponibles, el caudillo Táriq estaba bajo las órdenes de Musa ibn Nusair, gobernador del norte de África, el cual en connivencia con el conde de Ceuta Don Julián, gobernador y vasallo de Don Rodrigo pero con lazos de fidelidad con el anterior rey Witiza
(tras la muerte de Witiza comenzó una guerra de sucesión y los
musulmanes llegaron a la península en apoyo a los hijos de Witiza),
habría planeado la invasión de península ibérica, facilitándole el cruce del estrecho de Gibraltar en la noche del 27 al 28 de abril de 711.
Es muy probable que el líder musulmán Táriq desembarcase en Tarifa unos 7.000 soldados de a pie bereberes, tomando Carteia y posteriormente Algeciras,
donde rechazó el ataque de Bancho o Sancho, sobrino de Rodrigo que
había salido a su encuentro. Mientras todo esto acontecía, el rey visigodo se encontraba en el norte de la península ibérica combatiendo a los vascones en Pamplona.
La noticia le tarda en llegar dos o tres semanas. La crisis que padecía
el reino visigodo en aquellos fatídicos momentos, con continuas
confabulaciones y guerras fratricidas entre la nobleza para hacerse con
el trono, limitaron considerablemente el margen de maniobra de Rodrigo a
la hora de reclutar un ejército con que hacer frente a la invasión,
viéndose obligado a aceptar la interesada ayuda de los witizanos, cuya
traición desconocía. Tal como fuere pudo organizar precipitadamente en Córdoba un ejército de 40.000 hombres y partir al encuentro de Táriq.
De acuerdo a las crónicas, el choque tuvo lugar en Wadi Lakkah, sitio que según algunos historiadores podría situarse en Barbate o Medina-Sidonia
o, según otros, que coinciden con la historiografía clásica, en el río
Guadalete. Durante dos días ambos bandos se tantean en sangrientas
escaramuzas. Una vez empezada la batalla, los hijos de Witiza, que
comandaban los flancos, se separaron del ejército visigodo, dejando a
Rodrigo en inferioridad numérica y técnica contra los musulmanes. El caballo de Rodrigo fue encontrado asaetado a orillas
del río,
con lo que se especuló con que el monarca pudo haber escapado, aunque
también que su cadáver fue arrastrado por la corriente. Nunca se volvió a
saber de él. La destrucción de la fuerza visigoda ante el engaño de los
witizianos, el desconocimiento total del modo de combatir árabe y la
probable muerte de Rodrigo dejó la puerta abierta a Táriq para
apoderarse de Toledo en el año 714..
El fulminante avance del ejército musulmán vino motivado por el
posterior desconcierto en las filas godas tras la aplastante derrota del
ejército real y la muerte del monarca, aumentado por la rápida caída de
la capital que evitó la elección de un nuevo rey y el establecimiento
de una línea de resistencia. Lejos podían suponer los conjurados que su
petición de ayuda para recuperar el trono a cambio de tributos les iba a
costar tan caro y cuáles eran las verdaderas intenciones de conquista
de los árabes. Con posterioridad Musa desembarcaría él mismo en Algeciras al mando de
18.000 árabes que reforzarían al contingente de Táriq, prosiguiendo la
ocupación de las tierras peninsulares hasta el valle del Ebro, y algunas regiones de Gallaecia y su intento de invadir el resto de Europa a través del reino franco merovingio.
Los musulmanes ya no abandonarían la península hasta dentro de 800 años, en 1492.